Hoy es el primer día del año 2015 y no estamos seguros que
nos depare, pero es común que al comenzar el año se empiece lleno de propósitos
y metas nobles como ir al gimnasio, comenzar la dieta, aplicarse en la escuela.
Otros comienzan más espirituales con el propósito de leer la Biblia, orar cada
día o asistir a todos los cultos, etc.
Aunque el tema de la fuerza de voluntad es bastante
interesante, y se aplica a cualquier propósito, yo pretendo hablar
específicamente sobre los propósitos de consagración que todos hacemos al
comenzar el año.
El año siempre comienza con esa sensación de una nueva
oportunidad para hacer las cosas bien, y frecuentemente comenzamos con el pie
derecho, comenzamos bien la dieta o leyendo la Palabra de Dios, pero por alguna
extraña razón, la llama del fervor se va extinguiendo más y más con cada día
que pasa.
“Y el fuego encendido sobre el altar no se apagará, sino que el sacerdote pondrá en él leña cada mañana, y acomodará el holocausto sobre él, y quemará sobre él las grosuras de los sacrificios de paz.” Levítico 6:12
La Biblia nos describe como los sacerdotes del antiguo
testamento avivaban el fuego de Dios sobre el altar cada día, y cada día se
ofrecían sacrificios, no había día en que el sacerdote no lo hiciera. Nosotros,
aunque tenemos la motivación para comenzar bien este 2015, si no cultivamos la
comunión con Dios, para marzo habremos desistido.
Yo tengo la teoría de que el libro de Génesis es de los
libros más leídos de la biblia, pues cada año se comienza por ahí, pero ¿cuantos hemos leído al profeta Abdías? ¿o al
profeta Ezequiel? ¿o la epístola de Judas? Sinceramente… ¿Cuántas veces has comenzado a leer Génesis?
He de decir, que lo más difícil es comenzar. Cuando yo
pretendía orar cada día, llegaba de la escuela ya de noche, con tarea que hacer
y con la obligación de levantarme el día de mañana por la mañana, y siempre
estaba la disyuntiva de orar aunque estuviera
sumamente cansado o dormirme prometiendo que mañana si oraría.
Confieso que en ocasiones preferí dormir, pero cuando me
arrodillaba, me daba cuenta que ese era el mejor momento del día, a pesar del
cansancio y el sueño, la presencia de Dios era suficiente para alegrarme el
semblante y olvidarme de mis ansiedades.
Todo está ligado, cuando comienzas a orar o a leer la biblia estas rompiendo con el
hábito de no hacerlo, pero cuando aprendes de la Biblia o sientes la presencia
de Dios en oración, eso es avivar el fuego del altar.
“El fuego arderá continuamente en el altar, no de apagará”
Levítico 6:13
Así también, el omitir la oración o el olvidar leer la
palabra de Dios, es un círculo vicioso, que poco a poco hará que nos separemos
progresivamente de la comunión con Dios, y cuando queramos volver nos costará
bastante trabajo.
Te aconsejo que leas la Biblia y ores, TODOS los días, pero
si un día no lo haces no te preocupes, al día siguiente continuas donde te
quedaste pero NO DESISTAS, un día es un
día solamente te quedaran otros 364 días para hacerlo mejor, lo importante es
que continúes avivando ese fuego de Dios en tu vida.
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